SAJONIA, 1491
(cuento apócrifo)
«Padre, ¿está seguro de que podemos sustituir los ingredientes? Mire usted que estamos en Adviento...», repetía Erika a su padre, mientras mezclaba la harina con la mantequilla. Ella sabía que en las cuatro semanas anteriores a la Navidad había que guardar ayuno y el pan solo se podía elaborar con harina, agua y aceite, de lo contrario se arriegaban a ser multados y en caso extremo, perder el permiso que el obispo otorgó a su abuelo para abrir el negocio.
—No te preocupes, el buen papa Inocencio VIII nos autoriza a sustituir el aceite por la mantequilla a cambio de unas monedas que el padre Cedrik ya recogió ayer.
Ambos esperaban que los nobles y comerciantes de la ciudad valoraran un stollen con más sabor y aroma. Estaban dispuestos a pagar a la Iglesia la bula establecida a cambio de una mayor ganancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario