martes, 27 de abril de 2021

LA NEGOCIACIÓN

LA NEGOCIACIÓN

—Seis por cero cero,
seis por uno seis,
seis por dos doce,
seis por tres dieciocho...

Cantaba María mientras su padre intentaba peinarle las trenzas lo más parejas posible. No quería que las madres bien intencionadas le pusieran ningún defecto al cabello de su hija, aunque para ello él practicara a escondidas con una vieja peluca.

—Papá, ¿qué día es hoy? —preguntó la niña.

—Veintiocho —respondió el padre.

—No, de número no, de día.

—¿Quieres saber el día de la semana?

—Siiii, papá.

—Hoy es viernes.

—Entonces, vigilia. La abuela me va a obligar a comer potaje y yo lo odio.

—María hay que comer de todo, para crecer sanos.

Luis sabía que sin la ayuda de sus padres el acuerdo de custodia compartida al que había llegado con su ex mujer habría sido más difícil. Ellos recogían a la niña a las dos y almorzaba en su casa. A partir de las tres, él se hacía cargo de su pequeña y la verdad se las arreglaba muy bien. Hasta las trenzas ya le salían perfectas.

Ver el rostro de su hija reflejado en el espejo, sonriendo y repitiendo la tabla de multiplicar cada mañana, le hacía sentirse bien con él mismo y por nada del mundo pensaba renunciar a esa sonrisa mellada que protestaba por no comer lentejas.

—Maria te aconsejo que negocies con tu abuela y llegues al mejor acuerdo posible.

—Papá, yo le digo: «Abuela, comeré un cazo de potaje si me dejas esta tarde jugar un ratito más». Ella dirá: «Eso vale por lo menos tres cucharones». Yo protestaré y diré: «Uno y medio» . La abuela dirá: «Dos y medio» y entonces cederé.

—Chica lista, y negocias muy bien.

—El abuelo dice que tengo a quién parecerle y que tú eres el resultado de la mejor negociación de la abuela.