Los martes me toca carnicería y las ofertas hacen que la espera en la cola pueda durar hasta una hora; por ello a quien no quiera perder su precioso tiempo le recomiendo madrugar. A mí esta mañana se me han pegado las sábanas y he decidido tomármelo con calma, entro en el "súper" aparco mi carrito color naranja intenso, en primera fila por si acaso pasa alguna conocida y ya sabe donde localizarme.
Me dirijo hacia el fondo del "súper" dónde está ubicada la carnicería, saco el número con cierta dificultad y calculo aproximadamente el tiempo que me falta para ser atendida por Marisa que hoy se habra tomado el valium correspondiente y decido echar un vistazo por si encuentro algo que me parezca interesante. En el pasillo de los productos de limpieza me encuentro a Carlos el jefe de la carnicería aprovechando la hora del desayuno para hacer su compra.
No se si es por la bulla o lo poco que nos gusta esperar, pero cuando me dirigía a comprobar por donde iban los números he escuchado a un viejo pescadero pasado de peso y de pocas luces decir: "no lo vez con el carrito, ese no manda ni en su casa, como la mujer trabaja. Si no trabajara si mandaría "